Por Julio César Gálvez
Tras la inspección del barco norcoreano retenido en Panamá con ¨armas obsoletas cubanas¨, por expertos del Comité de Sanciones del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas, el caso entra en una espera de varios meses de deliberaciones y análisis. Nada nuevo. Las decisiones de los organismos internacionales suelen ser dilatadas, aunque las evidencias sean más que claras. Son el cumplimiento de formalismos protocolares.
Los funcionarios del organismo internacional trabajaron intensamente entre el martes y jueves pasados en la revisión del material militar escondidos bajo toneladas de sacos de azúcar, hallando a último momento material explosivo y granadas RPG en perfecto estado técnico, lo que contradice la declaración del régimen cubano, que las calificó como armas obsoletas que iban a ser reparadas en Corea del Norte.
El show mediático comenzó el 10 de julio cuando el barco norcoreano Chong Chon Gang se hizo sospechoso a las autoridades panameñas de transportar drogas. A partir de ese momento la historia es bien conocida.
Cuba trató de silenciar y minimizar la difícil situación desde el primer momento, dada la envergadura del mismo. Ahora toca al Consejo de Seguridad determinar sobre la gravedad de los hechos.
Muchas son las contradicciones emitidas por el gobierno cubano. Pero es importante analizar que este hallazgo no es nada nuevo y mucho menos, en nuestra modesta opinión, casual. No es la primera ocasión en que el régimen de La Habana trafica armas a través del mundo entero. Las guerrillas y grupos terroristas subversivos en América y África fueron, y siguen siendo abastecidos, ante la observación y presencia paciente de Estados Unidos y demás países del mundo. Caso principal son las FARC de Colombia, quienes continúan de vacaciones pagadas – pretexto de conversaciones de paz con el gobierno de Santos – en La Habana mientras asesinan y masacran civiles en su país.
En estos momentos la lucha interna por el poder en Cuba tiene dos vertientes. Una a favor del general Raúl Castro y sus supuestas reformas, que le permita reajustar un capitalismo de Estado, similar al de China o Viet Nam, para un continuismo dinástico, con un cambio de imagen pero no de procedimientos. La otra dirigida por Fidel Castro, fuera de mandato por ley, pero con gente dispuesta a no perder los privilegios que posee y mantener el inmovilismo decrepito y devastador que impera en la isla desde hace más de 50 años. Quizá esta lucha oculta es la responsable del descalabro de la inteligencia cubana en el caso del Chong Chon Gang.
Aviones con combustible en sus tanques, equipos lanzamisiles en perfecto estado de conservación y preservados, municiones y hasta granadas RPG, listas para ser usadas no es material obsoleto. Mucho menos necesitadas de reparación y ocultas bajos toneladas de sacos de azúcar en su transportación.
¿Cuál era el verdadero destino de estas armas? ¿Estaban destinadas a las FARC como señaló el ex presidente colombiano Alvaro Uribe? ¿Duda alguien que Fidel le haya jugado la mala a su hermano más pequeño en el caso de barco norcoreano?
Ahora le toca al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas tomar una decisión que permita un ejemplo jurídico ante estos graves acontecimientos de tráfico ilegal de armas, donde está involucrados Corea del Norte y Cuba, dos países violadores de los Derechos Humanos y promotores del terrorismo internacional.